Kristin Stapleford todavía recuerda la madrugada del 6 de diciembre de 2002, cuando su tío Ernest Basden fue ejecutado a las 2 a.m.

Una tormenta de hielo azotó Carolina del Norte, haciendo que la noche fuera fría mientras ella y otros familiares esperaban ansiosamente la ejecución programada de Basden en la Prisión Central de Raleigh.

“Nunca he tenido claustrofobia en mi vida. Ese día, me dio claustrofobia,” dijo Stapleford.

El tío de Stapleford es uno de los más de 800 que Carolina del Norte ha ejecutado, pero el estado ha tenido una pausa de casi 20 años en la pena de muerte debido a desafíos legales. Sin embargo, HB 307, o ‘Ley de Iryna’, podría impulsar el regreso de la pena de muerte al estado. El amplio proyecto de ley contra el crimen, que entró en vigor el 1 de diciembre, aborda varias cuestiones relacionadas con los delitos, pero incluye una enmienda que ordena al Estado buscar otra forma de ejecución si la inyección letal, el método actual del Estado, se considera inconstitucional o no está disponible. El Estado tendría que elegir un método adoptado por otro Estado, como el uso de una escuadra de fusilamiento.

Stapleford afirmó que esta nueva legislación trae de vuelta recuerdos difíciles.

“Es horrible. Simplemente despierta todas estas emociones y sentimientos del 6 de diciembre de 2002,” dijo Stapleford. “No hay justicia en la pena de muerte. Es injusticia. La gente intenta usar la Biblia. En la Biblia, hay un versículo que dice: ‘Ojo por ojo’. Bueno, en mi opinión, ojo por ojo hace que todo el mundo quede ciego.”

Basden fue condenado a muerte en 1993 por el asesinato de Billy White. Basden fue condenado junto con su sobrino, Lynwood Taylor, y la esposa de White, Sylvia White. Sylvia planeó un asesinato por encargo. Según Stapleford, Sylvia inicialmente contrató a Taylor, quien luego se acercó a Basden. Basden, cuyo madre murió cuando tenía 14 años, era un recluso, dijo Stapleford.

“Era algo depresivo y no le gustaba estar rodeado de muchas personas. Tenía su propio taller mecánico y trabajaba en autos y le gustaba estar solo”, dijo Stapleford.

Activistas y miembros de la Coalición de Carolina del Norte por Alternativas a la Pena de Muerte se reúnen semanalmente para una vigilia frente a la Prisión Central en Raleigh. Foto cortesía de la Coalición de Carolina del Norte por Alternativas a la Pena de Muerte.

Taylor se le acercó a Basden sobre el trabajo y este rechazó y lo llamó loco al principio, pero luego aceptó debido a la necesidad de dinero. Posteriormente, mató a Billy con una escopeta bajo los efectos de las drogas suministradas por Taylor, según Stapleford. Stapleford afirmó que condena lo que hizo, pero que no cree que supiera realmente lo que hacía por estar drogado.

Taylor y Sylvia ambos evitaron la pena de muerte y recibieron cadena perpetua, lo cual Stapleford considera injusto.

Según el Wilmington Star-News, seis jurados firmaron declaraciones en las que afirmaron que habrían optado por cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional si esa opción hubiera estado disponible en ese momento.

Stapleford tenía 21 años; volvía de la universidad un fin de semana cuando se enteró del asesinato. Su madre, hermana de Basden, estaba molesta y se lo contó a su hija. Desde ese momento, Stapleford, que no había visto a su tío desde que era niña, decidió que no dejaría que su madre pasara por eso sola. Ella y su madre visitaron a Basden en la cárcel del condado donde él estaba recluido.

Asistió a toda la presentación del juicio, que fue su primera vez en una sala de audiencias. Dijo que estuvo “muerta de miedo”. Una vez que fue sentenciado a la pena de muerte, Stapleford y su madre visitaron a Basden una vez al mes durante casi 10 años. Mientras estuvo en el corredor de la muerte, Basden se convirtió en cristiano y dirigió servicios penitenciarios.

La noche de la ejecución, los familiares de Basden, incluido Stapleford, pudieron visitarlo.

“Mi tío abrazó a mi mamá con tanta emoción que levantó del suelo cuando la abrazó porque ella no lo había abrazado en 10 años,” dijo Stapleford.

Basden murió a los 50 años y sus últimas palabras fueron pidiendo perdón. “Maté a Billy White. Lo siento mucho. Y oro para que su familia me perdone y deje que el tiempo sane sus heridas. Y eso es todo lo que podemos hacer,” dijo Basden.

Stapleford comentó que, antes de esta experiencia, no tenía una opinión definida sobre la pena de muerte, pero que cambió radicalmente su perspectiva. Dijo que le prometió a su tío, el día de su ejecución, que no rendiría la lucha y que siempre abogaría en contra de la pena de muerte.

Ahora es miembro de la Coalición de Carolina del Norte por Alternativas a la Pena de Muerte, una coalición estatal de organizaciones comprometidas con la abolición de la pena de muerte. A través de la NCCADP, participa en marchas y vigilias, además de hablar con otros seres queridos de personas en el corredor de la muerte que fueron ejecutadas.

Según Noel Nickle, director ejecutivo de NCCADP, la coalición fue fundada para educar al público y a los responsables políticos, y realiza campañas de incidencia, como su campaña de conmutación de dos años, que llevó al gobernador Roy Cooper a conmutar 15 condenas a muerte en 2024.

Nickle dijo que el proyecto de ley HB 307 ha añadido un sentido de urgencia a los esfuerzos de la coalición.

“Es un desastre, es dañino y nos opondremos a ello en la medida de lo posible con todos nuestros socios e intentaremos derrotar las repercusiones negativas que ya han comenzado a ocurrir por ello”, dijo Nickle.

Algunas de las alternativas a la pena de muerte que enfatiza la NCCADP son aumentar los recursos y servicios para los sobrevivientes de delitos violentos, los miembros de la familia de las víctimas de homicidio y las personas que están reintegrándose a la sociedad después de la cárcel. Nickle también afirmó que la opción de cadena perpetua sin libertad condicional debe preferirse a la pena de muerte.

Nickle confía en que abolirán la pena de muerte en Carolina del Norte, pero es cuestión de determinación y tiempo. Ante la posibilidad de que las ejecuciones se reanuden en Carolina del Norte, tanto Nickle como Stapleford dijeron que continuar la lucha contra la pena capital es imprescindible.

“Si pudiera decirle a cualquier persona, a cualquier familia que tenga que pasar por esto, que tenga un ser querido en el corredor de la muerte, hagamos todo lo posible por su ser querido que está en el corredor de la muerte”, dijo Stapleford. “Aboguemos por ellos. No lo dejen después de que hayan sido ejecutados. Sigan luchando.”