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BURLINGTON — Solo toma 10 minutos en carro a Burlington para que Paloma Figueroa, estudiante de último año, sienta el sabor de su hogar. Figueroa va a Taquería Aztlán para comer tacos y visitar a la dueña del restaurante quien la hace sentir bienvenida cada vez que va. 

Esperanza Villalobos y su madre han estado a cargo del restaurante desde octubre del 2006. Hace aproximadamente cuatro o cinco años, Villalobos se dio cuenta que los estudiantes de Elon University iban a su restaurante que también es un mercado. 

“Notamos que unos coordinadores de Young Life venían a visitar nuestro local que creo que eran de Elon,” Villalobos dijo. “Había otros estudiantes que también venían en ese entonces.”

Aproximadamente hace cuatro años Figueroa se convirtió en unos de esos estudiantes que poco después se volvería un cliente frecuente. Era su primer año en Elon, y sabía que quería encontrar un lugar que tuviera la comida con la que se crió. 

“Me acuerdo que un amigo mío que se llama Sammy fue el que me introdujo a Taquería Aztlán,” Figueroa dijo. “Era mexicano, como yo, y estaba buscando todos los restaurantes mexicanos en la zona porque quería algo auténtico.”

Esperanza Villalobos, who helps run “Taquería Aztlan” in Burlington, picks up the plates of several patrons after they finish lunch on Monday, Sept. 24. | Esperanza Villalobos, dueña de “Taquería Aztlán” en Burlington, retira los platas de sus clientes después de terminar de almorzar el lunes 24 de Sept.

La autenticidad de la comida es parte de la razón por la cual Villalobos cree que mantiene sus clientes. Dice que sabe que tiene competencia con los camiones de comida y otros restaurantes mexicanos en Burlington, pero dice que tiene clientes leales que saben que su comida es casera.

“Cocinamos todo en el restaurante, es fresco y hecho a mano,” Villalobos dijo.

El menú es amplio y les da a los clientes bastantes opciones para elegir. La variedad y disponibilidad también intriga a los estudiantes que son veganos y vegetarianos. 

“Yo oí sobre Aztlán a través de Paloma,” dijo la estudiante de segundo año Shreeja Shah. “Desde ese momento he llevado a bastantes de mis amigos al restaurante. Soy vegetariana, y realmente son bastante serviciales, entonces si veo algo que me gusta en el menú, lo puedo pedir sin carne.”

La orden usual de Shah es el burrito vegano, pero ella le añade queso. Shah le presento el restaurante a sus amigos del piso internacional y quiere continuar a recomendando el restaurante familiar a todos sus residentes. 

Villalobos dijo que los burritos y los tacos son los platos más populares del menú. Dijo que aprecia a sus clientes frecuentes de Elon y estima que entre 50 y 60 estudiantes visitan su local.

“Es una oportunidad para salir de Elon y disfrutar de la comida con la que me críe,” Figueroa dijo. “También siento que he establecido una relación con la familia del restaurante. La comida la venden a un precio razonable, los tacos cuestan solo un dólar, y el ambiente hace que se sienta como un hogar.”

Figueroa no estuvo en campus durante el semestre de la primavera, estaba en Nueva York para su programa de Study USA. Bastantes meses pasaron hasta que volvió al restaurante, pero cuando regresó, Villalobos todavía se acordaba de ella. 

Anton L. Delgado | Elon News Network

Six hungry patrons of “Taquería Aztlan” in Burlington begin their lunch on Monday, Sept. 23. | Seis clientes de “Taquería Aztlán” en Burlington almuerzan el lunes, 24 de Sept. 

“Volví al restaurante con mi novio hace poco, e inmediatamente me reconoció y me preguntó por qué no había vuelto en tanto tiempo,” Figueroa dijo. “Es increíble, todavía se acordaba de mi pedido. Me dijo, ‘Cuatro tacos de asada, cilantro, sin cebolla.’”

Villalobos dice que, aunque no conoce a todos los estudiantes por nombre, igual los reconoce y se acuerda de sus pedidos, sus relaciones o en qué materias son buenos. El último detalle es importante porque su hijo está en la secundaria y ella siempre está buscando tutores para asegurarse de que reciba la ayuda que necesita.

“Ha tenido bastantes tutores,” Villalobos dijo. “Sus primeros tutores cobraban 30 dólares la hora, y eso se volvió demasiado caro. Yo le pregunté a los estudiantes de Elon cuánto me cobrarían y muchos dijeron que 15 o 20 dólares la hora. Para mí es mejor porque es más barato y a él le gusta conocer a los estudiantes de Elon porque son menores.”

A Villalobos no le importa tener más clientes frecuentes de Elon porque le da la oportunidad de conocerlos más. Dijo que está contenta con la cantidad de gente que va al restaurante a comer su comida.

“Es difícil y estresante estar a cargo de un restaurante,” Villalobos dijo. “Tengo otro trabajo de medio tiempo, pero no busco clientes activamente. Todo está basado en recomendaciones, que es bueno para mí porque quiere decir que a la gente le gusta la comida y eso es suficiente.”