En el centro de Gibsonville hay una panadería que se llama Ines’ Bakery. Inés y Ariel Roets la abrieron hace dos años y la panadería es un lugar donde uno se puede sentir como en casa.

“Empezamos hace unos años en Miami, en la calle Ocho y después nos movimos para aquí y empecé a vender porque no ganaba lo suficiente, empecé a hacer pasteles de mi casa,” dijo Inés, “Pero para vender empanadas necesitábamos un permiso, pero lo que nos inspiró más fue que vendimos en Miami y nos fue muy bien y siempre quisimos hacer lo mismo desde que llegamos [a Gibsonville].”

La panadería está enfocada en comida argentina pero también tiene una variedad de comida de otros países. “Sí, tenemos empanadas estilo argentino, pero también tenemos pasteles de México y cupcakes de aquí de los Estados Unidos”. 

Hay flan y choco-flan, pasteles de tres leches y de cuatro sabores: chocolate, vainilla, fresa y napolitano. Todo puede tener fruta encima o si lo ordena de manera especial, puede tener fruta dentro de los pasteles también. Además, hay alfajores, cañoncitos de dulce de leche, galletas, y cupcakes a la venta.

Uno no puede ir a Inés’ Bakery y no probar las empanadas. Están hechas a mano y muchas veces las hacen enfrente de uno. Tienen empanadas dulces y saladas y hay más de diez tipos de empanadas. Ofrecen combos a siete dólares que incluyen tres empanadas, una bebida, y un cupcake.

A los clientes de la panadería les gustan los pasteles y las empanadas, pero también aman a Inés y a Ariel. “Es común que la gente venga aquí y nos quedemos hablando de la vida o de los hijos y de la familia,” dijo Inés.

El ambiente de Inés’ Bakery es inclusivo y de aceptación para todos. Inés dice que “quería traer un poco de mi país a la comunidad en forma de empanadas y alfajores.”

Si los estudiantes quieren un sabor nuevo, una experiencia diferente o si tienen el antojo de un pastel, deberían ir a Inés’ Bakery.